¡Ohayo-gozaimasu!
Después de parar en Kobe a por una parada carnívora ha llegado el momento de pasar a la meditación y a las dietas vegetarianas... ¡y es que nos vamos a Koyasan! Este pueblo es un centro de estudio y práctica budista, emplazado a 900 metros de altura en la prefactura de Wakayama. Se fundó hace 1200 años por el gran monje budista Kobo Daishi Kukai, como centro para la formación de Budistas Shingon y con el objetivo de fundar un monasterio lejos de la ciudad para la práctica y la plegaria por la paz y el bienestar de la gente. Se cree que Kobo Daishi no ha fallecido sino que entró en meditación eterna en el cementerio de Okunoin -en Koyasan- por lo que el pueblo ha pasado a ser destino de muchos peregrinos, siendo registrado como Patrimonio de la Humanidad (World Heritage Site) por la UNESCO en el 2004.
La visita a la ciudad tenía varios alicientes de interés: el principal era que íbamos a dormir en un shukubo, uno de los 52 templos -de 117 de Koyasan- donde se puede dormir y comer, experimentando de cerca el estilo de vida de los monjes budistas. En nuestro caso nos alojamos en el shukubo Ekoin, muy cercano al cementerio de Okunoin. Los monjes sirven comida vegetariana y ofrecen paseos nocturnos por el cementerio así como la posibilidad de asistir a las oraciones y cantos a Kukai (Otsutome) así como al ritual del fuego. También permitían hacer meditación Ajikan -lo que es raro- pero preferimos visitar el pueblo. Comentar que tienen 'furo' -baños públicos-. Dejando de lado esto, ¿qué hemos venido a ver?
- El templo de Kongobuji, el templo que encabeza los 4000 templos de la secta shingon budista
- El complejo de Danjo Daran, que incluye la gran pagoda (Konpon Daito) y el hall dorado (Kondo) entre otros
- El Daimon, la puerta de 25 metros de altura que da acceso al recinto de templos
- El cementerio de Okunoin, hogar de Kobo Daishi Kukai que da descanso a más de 200.000 personas
Lo primero que hicimos fue -por fin- ver el capítulo de Game of Thrones antes de que Internet nos lo descuartizara. Luego, después de una larga ruta de trenes desde Kobe -donde solo hemos visto un trozo de Chinatown que a las 9-10 de la mañana aún no está operativa ni vale la pena- hemos llegado a Koyasan alrededor de las dos y media. De la estación hemos ido directos al templo a dejar las cosas y hemos salido volando, puesto que se cena las cinco y media (sí sí, nunca había cenado tan pronto) y queríamos ver lo descrito arriba. La habitación es pequeña pero suficiente, cubierta con tatami y con muchísima luz. El trato de los monjes es, a falta de una palabra mejor, sublime.
La anécdota del día ha tenido lugar cuando, enterándose que éramos españoles y de Barcelona, el monje se para y me dice: "Are you from Barcelona? You look like Xavi... are you Xavi from FC Barcelona?". Aunque yo no me vea similitudes, me han dicho muchas veces que me parezco a Xavi, ¡pero no me lo esperaba de un monje budista en la otra punta del mundo! Ha sido divertido :-)
Lo primero que hemos visitado es el Templo de Kongubuji, el templo principal del Budismo Shingon en Koyasan. ¡De hecho Koyasan se llamaba antes Kongubuji! El templo lo conforman dos grandes edificios y el jardín rocoso más grande de Japón (Banryutei). Ofrece un sinfín de pinturas realizadas en las puertas correderas que, de paso, te explican parte de la historia de Kobo Daishi -de hecho es lo único que no se podía fotografiar-. Una vez dentro hay una parada donde se ofrece gratuitamente té verde (sencha) y una pasta. Luego hemos visto el jardín que comentaba y muchos interiores dignos de visitar, mientras los monjes realizaban sus tareas -principalmente administrativas-.
La siguiente parada ha sido el complejo de Danjo Daran, la parada más importante además de Okunoin. El nombre del complejo significa área tranquila y segura, donde los monjes se pueden formar. El complejo de monasterios de Koyasan empezó aquí en el siglo IX. Se pueden encontrar la gran pagoda (Konpon Daito), el Hall Dorado (Kondo), el Fudodo y el Miedo. En toda el área solo se permiten fotografías de exteriores, para variar. La primera parada fue el Kondo, un enorme recinto donde se puede encontrar el Buddha de la Medicina (Bhaishajyaguru), un salón espectacular. La segunda la gran pagoda, de dos pisos de altura y enorme magnitud, que tardó 70 años en construirse. El interior es impresionante, con distintas figuras -siendo la más importante el Buddha Mahavairochana-. Las otras dos paradas las vimos rápidamente. El Fudodo es el edificio más viejo de Koyasan -y tesoro nacional- y el Miedo era la teórica residencia de Kobo Daishi, pintado por su discípulo y antiguo príncipe imperial Shinnyo.
De ahí hemos volado a la última parada antes de la cena, el Daimon, la puerta principal de Koyasan. No solo es enorme (25 metros) sino que ofrece grandes vistas en días claros -como la isla Awaji- y además la iluminan de noche, aunque nosotros no volvimos. Muy cerca y tras una pequeña ruta por el bosque se puede encontrar el Otasuke Jizo, donde uno puede pedir un deseo. ¿A cambio de qué? De levantar una piedra con un brazo. No una cualquiera, la que se encuentra en un pequeño templo. La piedra no es precisamente ligera, pero con cariño y esfuerzo la he podido levantar y he terminado pidiendo el susodicho deseo. ¡Veremos si se cumple! -aún no he mirado la cuenta del banco, crucemos los dedos, jejeje- (broma :P).
Tras una semi-maratón de vuelta al templo budista, nos han servido la cena en la habitación. Aquí no hay comedor. Algún gracioso comentó en Internet que uno se quedaba con hambre, y por eso habíamos comprado algo de comida por si las moscas, pero este gracioso o bien era maniático con la comida y se dejó algunos platos o bien tenía un estómago como un camión, porqué hemos acabado más que llenos. Hemos podido probar las especialidades locales: El Shojin Ryori (cocina vegetariana budista), el Koya-Dofu (tofu congelado-secado) y el Goma-Dofu (tofu de sésamo). Todo estaba delicioso, ¡hasta Noe no ha dejado ni una verdura! Aún en proceso de digerir la verdura y el tofu, hemos aprovechado para bañarnos un poco -¡esta vez no estaba solo!-. Se nos sigue haciendo raro lo de bañarse desnudo con más gente, pero poco a poco -y ahora que nos vamos- nos vamos acostumbrando.
La última sorpresa del día ha sido la visita -nocturna- al cementerio de Okunoin. El aliciente de hacerlo de noche era la luz de las decenas de farolillos que iluminan el camino y la tranquilidad que se respira por ser un cementerio totalmente integrado en el bosque. La primera parte (sando o approach) se extiende unos 2Km desde el puente de acceso (Ichinobashi Bridge) hasta el mausoleo de Kobo Dashi (Kukai), y se pueden encontrar unas 200.000 tumbas. Ser enterrado aquí es gratuito y sólo requiere que creas en el Budismo Shinto. Nos han comentado mil anécdotas, dejadme relataros algunas. Como os decía, Kukai fundó el budismo shingon esotérico en esta montaña hace 1200 años y se le cree vivo -en el mausoleo-. El cementerio es el más famoso de japón y los árboles tienen en media unos 400 años cada uno, habiéndolos de más de 1000 años, todos numerados y protegidos por el gobierno. La forma básica de las tumbas es igual para todos, representando los elementos básicos del universo más la consciencia, que combinados crean todas las cosas y seres vivos. Las "linternas" que rodean el camino tiene lunas a sus lados. Kukai predicaba que la mente humana es como la luna, clara y pura originalmente, pero de forma cambiante cada día. A la mente le ocurre igual. Las "linternas" representan el corazón de los seres humanos.
Por otra parte nos han explicado la diferencia entre el Shinto y el Budismo, aunque hoy en día estén comúnmente mezclados. El Shinto es la religión nacional de Japón y tiene muchos dioses (ocho millones). Sus múltiples santuarios siempre están encabezados por un gran tori. Nos comentaban que el Shinto reflexiona y celebra la nueva vida, mientras que el Budismo lo hace sobre la muerte y la otra vida, por lo que en ocasiones ha habido colisiones entre ambos. Hoy en día coexisten y una misma persona practica ambos. ¡De hecho algunos budistas se hacen "temporalmente" cristianos para poder casarse en una iglesia y de blanco! Otras anécdotas que nos han explicado incluyen el Dios del Sudor (Asekaki Jizo) que suda porqué sufre los miedos y preocupaciones de los que le adoran, el Pozo Espejo (Mirror Well) que solo te ves reflejado si vivirás más de tres años, la piedra que pesaba tanto como tus pecados o el hecho de que aquí los samurais y sus rivales se entierran juntos y se ora por ambos, puesto que ambos tienen consciencia.
Llegando al Mausoleo nos han explicado que cada día se sigue cocinando para Kukai -dos veces-, puesto que es su creencia que aún sigue vivo. Antes de entrar al Mausoleo hemos tenido que "bañar" unas estatuas de Buddha para limpiar nuestra presencia. En todo el recinto sagrado no se permite hacer fotos, pero creerme cuando os digo que es precioso y vale la pena venir, además de poder oir los mantras que le recitan a Kukai de primera mano. Cierro esta larga explicación con un último comentario: lo llaman budismo esotérico porqué sus enseñanzas no son obvias -como el "no robarás"- sino que estas enseñanzas requieren meditación para distinguirlas y entenderlas porqué están ocultas en el universo. De aquí su continuo esfuerzo en meditar. La visita ha valido la pena, ¡casi dos horas de caminata!
Tras el paseo hemos vuelto al shukubo a descansar... ¡que mañana toca madrugar!
¡Un abrazo!
Después de parar en Kobe a por una parada carnívora ha llegado el momento de pasar a la meditación y a las dietas vegetarianas... ¡y es que nos vamos a Koyasan! Este pueblo es un centro de estudio y práctica budista, emplazado a 900 metros de altura en la prefactura de Wakayama. Se fundó hace 1200 años por el gran monje budista Kobo Daishi Kukai, como centro para la formación de Budistas Shingon y con el objetivo de fundar un monasterio lejos de la ciudad para la práctica y la plegaria por la paz y el bienestar de la gente. Se cree que Kobo Daishi no ha fallecido sino que entró en meditación eterna en el cementerio de Okunoin -en Koyasan- por lo que el pueblo ha pasado a ser destino de muchos peregrinos, siendo registrado como Patrimonio de la Humanidad (World Heritage Site) por la UNESCO en el 2004.
La visita a la ciudad tenía varios alicientes de interés: el principal era que íbamos a dormir en un shukubo, uno de los 52 templos -de 117 de Koyasan- donde se puede dormir y comer, experimentando de cerca el estilo de vida de los monjes budistas. En nuestro caso nos alojamos en el shukubo Ekoin, muy cercano al cementerio de Okunoin. Los monjes sirven comida vegetariana y ofrecen paseos nocturnos por el cementerio así como la posibilidad de asistir a las oraciones y cantos a Kukai (Otsutome) así como al ritual del fuego. También permitían hacer meditación Ajikan -lo que es raro- pero preferimos visitar el pueblo. Comentar que tienen 'furo' -baños públicos-. Dejando de lado esto, ¿qué hemos venido a ver?
- El templo de Kongobuji, el templo que encabeza los 4000 templos de la secta shingon budista
- El complejo de Danjo Daran, que incluye la gran pagoda (Konpon Daito) y el hall dorado (Kondo) entre otros
- El Daimon, la puerta de 25 metros de altura que da acceso al recinto de templos
- El cementerio de Okunoin, hogar de Kobo Daishi Kukai que da descanso a más de 200.000 personas
Lo primero que hicimos fue -por fin- ver el capítulo de Game of Thrones antes de que Internet nos lo descuartizara. Luego, después de una larga ruta de trenes desde Kobe -donde solo hemos visto un trozo de Chinatown que a las 9-10 de la mañana aún no está operativa ni vale la pena- hemos llegado a Koyasan alrededor de las dos y media. De la estación hemos ido directos al templo a dejar las cosas y hemos salido volando, puesto que se cena las cinco y media (sí sí, nunca había cenado tan pronto) y queríamos ver lo descrito arriba. La habitación es pequeña pero suficiente, cubierta con tatami y con muchísima luz. El trato de los monjes es, a falta de una palabra mejor, sublime.
La anécdota del día ha tenido lugar cuando, enterándose que éramos españoles y de Barcelona, el monje se para y me dice: "Are you from Barcelona? You look like Xavi... are you Xavi from FC Barcelona?". Aunque yo no me vea similitudes, me han dicho muchas veces que me parezco a Xavi, ¡pero no me lo esperaba de un monje budista en la otra punta del mundo! Ha sido divertido :-)
Panda de la máquina de Coca Cola en la entrada de Chinatown (en Kobe)... me ha parecido mono, sin más ;-)
Yo con mi signo del zodiaco chino (la rata); ¡había una plaza llena de estatuas, una por signo!
Esta es la pequeña habitación del templo, ¡aunque más que suficiente! Además tenía un montón de luz
Yo con "mi vecino Totoro"; incluso en Koyasan había una tienda especial para los personajes de Ghibli
Uno de los 117 templos que conforman la ciudad... ¡uno al lado del otro!
Lo primero que hemos visitado es el Templo de Kongubuji, el templo principal del Budismo Shingon en Koyasan. ¡De hecho Koyasan se llamaba antes Kongubuji! El templo lo conforman dos grandes edificios y el jardín rocoso más grande de Japón (Banryutei). Ofrece un sinfín de pinturas realizadas en las puertas correderas que, de paso, te explican parte de la historia de Kobo Daishi -de hecho es lo único que no se podía fotografiar-. Una vez dentro hay una parada donde se ofrece gratuitamente té verde (sencha) y una pasta. Luego hemos visto el jardín que comentaba y muchos interiores dignos de visitar, mientras los monjes realizaban sus tareas -principalmente administrativas-.
¡Primeros detalles del templo y sus exteriores/interiores!
Noemí con nuestro té verde y pasta gratuitos que ofrecen en el templo
¡El jardín de rocas más grande de Japón!
Interiores del templo, pasillos llenos de puertas decoradas -esta es la única que no estaba prohibido fotografiar-
Antiguas cocinas del templo y monje contabilizando el inventario -por lo que me pareció-
Frontal del templo, ¡aprovechando que no pasaba nadie!
La siguiente parada ha sido el complejo de Danjo Daran, la parada más importante además de Okunoin. El nombre del complejo significa área tranquila y segura, donde los monjes se pueden formar. El complejo de monasterios de Koyasan empezó aquí en el siglo IX. Se pueden encontrar la gran pagoda (Konpon Daito), el Hall Dorado (Kondo), el Fudodo y el Miedo. En toda el área solo se permiten fotografías de exteriores, para variar. La primera parada fue el Kondo, un enorme recinto donde se puede encontrar el Buddha de la Medicina (Bhaishajyaguru), un salón espectacular. La segunda la gran pagoda, de dos pisos de altura y enorme magnitud, que tardó 70 años en construirse. El interior es impresionante, con distintas figuras -siendo la más importante el Buddha Mahavairochana-. Las otras dos paradas las vimos rápidamente. El Fudodo es el edificio más viejo de Koyasan -y tesoro nacional- y el Miedo era la teórica residencia de Kobo Daishi, pintado por su discípulo y antiguo príncipe imperial Shinnyo.
Puerta principal del templo y uno de sus guardianes
Gran pagoda (Konpon Daito) y Hall Dorado (Kondo) con dos monjes paseando
Hall Dorado (Kondo) -arriba- y gran pagoda (Konpon Daito) -debajo-; como veis por nuestro tamaño son enormes
Detalles del resto del recinto... ¡como veis los templos eran de dimensiones considerables!
De ahí hemos volado a la última parada antes de la cena, el Daimon, la puerta principal de Koyasan. No solo es enorme (25 metros) sino que ofrece grandes vistas en días claros -como la isla Awaji- y además la iluminan de noche, aunque nosotros no volvimos. Muy cerca y tras una pequeña ruta por el bosque se puede encontrar el Otasuke Jizo, donde uno puede pedir un deseo. ¿A cambio de qué? De levantar una piedra con un brazo. No una cualquiera, la que se encuentra en un pequeño templo. La piedra no es precisamente ligera, pero con cariño y esfuerzo la he podido levantar y he terminado pidiendo el susodicho deseo. ¡Veremos si se cumple! -aún no he mirado la cuenta del banco, crucemos los dedos, jejeje- (broma :P).
Puerta Daimon de 25 metros de altura -aunque no lo parezca-... ¡era enorme!
Noe y yo alzando la piedra -se tenía que hacer con una mano, ejem ejem-; Herbie desistió en el intento
¡De vuelta al shukubo! ¡Que nos dan de cenar!
Cena prontito -a las 5.30- en la habitación
La última sorpresa del día ha sido la visita -nocturna- al cementerio de Okunoin. El aliciente de hacerlo de noche era la luz de las decenas de farolillos que iluminan el camino y la tranquilidad que se respira por ser un cementerio totalmente integrado en el bosque. La primera parte (sando o approach) se extiende unos 2Km desde el puente de acceso (Ichinobashi Bridge) hasta el mausoleo de Kobo Dashi (Kukai), y se pueden encontrar unas 200.000 tumbas. Ser enterrado aquí es gratuito y sólo requiere que creas en el Budismo Shinto. Nos han comentado mil anécdotas, dejadme relataros algunas. Como os decía, Kukai fundó el budismo shingon esotérico en esta montaña hace 1200 años y se le cree vivo -en el mausoleo-. El cementerio es el más famoso de japón y los árboles tienen en media unos 400 años cada uno, habiéndolos de más de 1000 años, todos numerados y protegidos por el gobierno. La forma básica de las tumbas es igual para todos, representando los elementos básicos del universo más la consciencia, que combinados crean todas las cosas y seres vivos. Las "linternas" que rodean el camino tiene lunas a sus lados. Kukai predicaba que la mente humana es como la luna, clara y pura originalmente, pero de forma cambiante cada día. A la mente le ocurre igual. Las "linternas" representan el corazón de los seres humanos.
Por otra parte nos han explicado la diferencia entre el Shinto y el Budismo, aunque hoy en día estén comúnmente mezclados. El Shinto es la religión nacional de Japón y tiene muchos dioses (ocho millones). Sus múltiples santuarios siempre están encabezados por un gran tori. Nos comentaban que el Shinto reflexiona y celebra la nueva vida, mientras que el Budismo lo hace sobre la muerte y la otra vida, por lo que en ocasiones ha habido colisiones entre ambos. Hoy en día coexisten y una misma persona practica ambos. ¡De hecho algunos budistas se hacen "temporalmente" cristianos para poder casarse en una iglesia y de blanco! Otras anécdotas que nos han explicado incluyen el Dios del Sudor (Asekaki Jizo) que suda porqué sufre los miedos y preocupaciones de los que le adoran, el Pozo Espejo (Mirror Well) que solo te ves reflejado si vivirás más de tres años, la piedra que pesaba tanto como tus pecados o el hecho de que aquí los samurais y sus rivales se entierran juntos y se ora por ambos, puesto que ambos tienen consciencia.
Pequeños detalles del cementerio de noche... ¡se veía poquito! Pero alguna foto hemos podido sacar :-)
Llegando al Mausoleo nos han explicado que cada día se sigue cocinando para Kukai -dos veces-, puesto que es su creencia que aún sigue vivo. Antes de entrar al Mausoleo hemos tenido que "bañar" unas estatuas de Buddha para limpiar nuestra presencia. En todo el recinto sagrado no se permite hacer fotos, pero creerme cuando os digo que es precioso y vale la pena venir, además de poder oir los mantras que le recitan a Kukai de primera mano. Cierro esta larga explicación con un último comentario: lo llaman budismo esotérico porqué sus enseñanzas no son obvias -como el "no robarás"- sino que estas enseñanzas requieren meditación para distinguirlas y entenderlas porqué están ocultas en el universo. De aquí su continuo esfuerzo en meditar. La visita ha valido la pena, ¡casi dos horas de caminata!
Dos Guardianes Nio ubicados en frente del hotel, dando entrada a un templo... ¡estaban iluminados de noche!
Vista de las habitaciones del shukubo, en el edificio principal -nosotros estábamos en el exterior-
Tras el paseo hemos vuelto al shukubo a descansar... ¡que mañana toca madrugar!
¡Un abrazo!