domingo, 5 de junio de 2016

Día 21- Osaka (Castillo Himeji, Monte Shosha, Umeda Sky)

¡Hoy he publicado dos días seguidos! ¡Los dos últimos días! No os dejéis ninguno :-)

¡Buenos días de nuevo!

¡Ultimísimo día de viaje! Estamos muy apenados por la marcha, pero como siempre las tres semanas de viaje pasan rápido y ya estamos en el punto y final. ¡Ha sido una gran experiencia! Hoy la idea era algo distinta ayer, puesto que queremos salir a ver el que para muchos es el mejor castillo de Japón, así como uno de los templos más antiguos del país:

- Viajar a Himeji para ver el castillo más importante de Japón
- Aprovechar para visitar el Monte Shosha y el Templo de Engyoji, un santuario milenario
- Volver a Osaka a visitar el Umeda Sky Building, un rascacielos diferente por su arquitectura
- Cenar la especialidad de Osaka (el okonomiyaki Osaka-style) en el mejor restaurante de la ciudad -¡y barato!-

Para no perder la costumbre, ¡el último día también hemos madrugado! Eso sí, hemos repetido el desayuno japonés que ayer comentaba, otra vez solos en el comedor. La verdad es que los magníficos desayunos -mucho mejores que en otros países- y las vistas del hotel, le ponen a uno de buen humor.¡Y hemos empezado la ruta!


¡Último desayuno japonés del viaje! -aún faltaba el arroz y la sopa de miso-

La primera parada ha sido Himeji, una pequeña ciudad de medio millón de habitantes a media hora de Osaka, hogar del Castillo Himeji, considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO -y tesoro nacional-. Hemos tardado una media hora en llegar, cogiendo un bus para acercarnos al castillo. El castillo de Himeji es espectacular. Es posiblemente el castillo más visitado de Japón, y ejemplifica el prototipo de castillo japonés a la perfección. Se construyó hace 670 años en la base de la montaña Himeji, pero se ha restaurado y expandido posteriormente. Como todos los castillos visitados, el exterior se mantiene perfectamente pero el interior está vacío, aunque en este caso no había exposición alguna y lo que te encontrabas eran explicaciones en determinadas cámaras -incluyendo una APP de realidad aumentada con algunos vídeos-. Tiene siete pisos -aunque se cuenten cinco desde el exterior- que en su momento contuvieron todo lo esencial en un castillo, pasando por depósitos de comida o armerías. Himeji tuvo un rol importante en la historia de Japón, siendo regentado por distintas familias y siendo un gran centro de poder feudal. Las curiosidades que más nos han llamado la atención son:


  • El castillo era inusualmente robusto y tenía sistemas defensivos y ofensivos inusuales en la época. Multitud de instalaciones y aberturas (ishiotoshi) para lanzar disparos, flechas, rocas o aceite hirviendo al oponente, ventilación natural para evitar acumulaciones de humo, muros a prueba de escaladas (en forma de abanico) o de disparos y cañonazos y zonas interiores donde organizar emboscadas. Además, los depósitos de agua estaban perfectamente protegidos para evitar envenenamientos. Obviamente está rodeado de fosos. Tampoco era fácil orientarse en el castillo sin conocerlo, con el objetivo de confundir al enemigo y eliminarlo antes de alcanzar la torre principal.
  • ¡Fue vendido por 23,5 yenes! -20 céntimos de euro-. El motivo fue la "Ley de abandono de los castillos" que el gobierno emitió hace 150 años, cuando terminó la era de los samurái. La idea era subastar todo castillo que no se quedase el ejército. Hay que decir que 23,5 yenes de la época equivalen a unos 100.000 yenes actuales -826 euros-, pero la cifra sigue siendo insignificante. Más tarde el ejército lo volvió a adquirir para garantizar su conversación.
  • El castillo tiene mil historias y... mucha suerte. Fue bombardeado en dos ocasiones en la Segunda Guerra Mundial y, aunque las bombas de la ciudad destrozaron la ciudad, las que cayeron en el castillo nunca explotaron.







Detalles del castillo y las vistas de Himeji... ¡incluso había algunos maniquíes simulando la vida en el castillo!

Tras salir del castillo, nos hemos acercado a los jardines de Koko-en. Se trata de un conjunto de nueve jardines con distintos estilos construidos en el 92 donde se encontraba la antigua residencia del señor feudal del oeste y como conmemoración del centenario del municipio de Himeji. Entre los distintos jardines es posible encontrar el jardín de la residencia de los señores feudales y un emplazamiento para tomar un té, siguiendo la ceremonia japonesa del té. Además las señoras que regentan el local son tremendamente amables, ¡e incluso hablaban un poco de castellano! -además de un perfecto inglés, algo muy raro-



Visitar los jardines ha sido una fantástica idea, nueve espacios diferentes para pasear y relajarse

Habiendo terminado nuestra visita a Himeji, ¿qué visitar? Aunque hay más puntos de interés en la ciudad, Noe encontró un templo milenario cercano en el Monte Shosha, el Templo Engyoji. Llegar no es sencillo, puesto que requiere coger un bus cerca del castillo -el número 8- y, tras 20-30 minutos de camino, empalmar con un teleférico (ropeway) que te lleva al templo (más indicaciones en este blog, por ejemplo). Éramos los únicos extranjeros, y es que este no es un paraje excesivamente turístico -lo que se nota por la ausencia del inglés, de nuevo-. El Templo Engyoji se fundó hace un milenio por el monje Shoku, tras ser iluminado por Monju -el Bodhisattva de la sabiduría- que le transmitió que cualquier persona que subiera la montaña sería purificada en cuerpo y espíritu.

En realidad se trata de un complejo de ocho edificios/templos y siete estatuas budistas totalmente integrado en la naturaleza y que transmite una paz y tranquilidad sin precedentes en el viaje. Hay muy poco turista -y poca gente en general- y si os gusta el senderismo también se pueden hacer algunas rutas por la zona. También se observa un cierto peregrinaje. ¡Ah! Y es el templo donde se grabaron múltiples escenas de "El Último Samurái" -de Tom Cruise-. En uno de los templos estaban realizando exámenes de escritura con pincel -creemos-. También tienen un pequeño sitio para comer, donde hemos aprovechado para tomar fideos (soba) y onigiris, además de un pequeño dulce.









El Templo Engyoji es como yo me imaginaba un complejo de templos... todo naturaleza y tranquilidad
¡Es difícil pensar en un mejor lugar para meditar! -o estudiar, qué envidia hacer exámenes aquí al aire libre-

Tras bajar del teleférico hemos dado por terminada la visita a Himeji y sus alrededores, por lo que hemos vuelto a Osaka a hacer nuestra última parada del viaje... ¡el Umeda Sky Building! Pero lo primero que nos ha sorprendido mucho ha sido la estación que hemos usado para llegar, la Osaka Station, de un diseño exquisito y llena de comercios y lugares para tomar algo. Además las nubes de hoy trazaban dibujos espectaculares en el cielo. ¡Una delicia de tarde!



Rincones de la estación para tomar algo y una muestra del cielo... ¡hoy era espectacular!

Pero volvamos al Umeda Sky Building. Este edificio no es uno de los edificios más altos de la ciudad, pero sí uno de los más espectaculares por su arquitectura y su rooftop. Se trata de dos edificios de 40 pisos conectados por dos pasarelas y coronados por una plataforma circular, que soporta el jardín flotante que hace las funciones de mirador (The Floating Garden Observatory). ¡Es impresionante! Además la base del edificio se suele utilizar para eventos: en esta ocasión tenía lugar el Belgium Beer Weekend y había cerveza de exportación -no solo belga- y conciertos. ¡Las vistas han sido espectaculares! Diría que hemos tenido la suerte de ver la mejor puesta de sol del viaje, justo el último día. ¡No nos podemos quejar!



Como veis en el Umeda Sky Building no se aburren... ¡festival de la cerveza belga con conciertos inclusive!





El Umeda Sky Building y su espectacular arquitectura. Y por si fuera poco, ¡atardecer excepcional!

La última sorpresa del día nos la guardaba el mismo edificio. Y es que en la base del Umeda Sky Building se encuentra una zona de restaurantes que simula la ciudad a principios del siglo XX. Los callejones tienen pequeños templos y farolillos, máquinas de la época, etcétera. Aquí hemos encontrado uno de los mejores restaurantes del viaje -¡el #2 de tripadvisor!- donde hemos comido MUY bien y MUY barato -unos 10EUR/cabeza-. ¿Es posible? Sí, se trata del Kiji, un pequeñísimo local que se jacta de hacer los mejores okonomiyakis al estilo de Osaka de la ciudad. Recordad que el okonomiyaki es la especialidad de Osaka y uno de los platos más característicos de la cocina japonesa. Este local nos lo recomendó una de las profesoras de japonés de Noe -Yasuko- y es, posiblemente, la cena que más hemos disfrutado del viaje. Para comer se suele hacer colas de 8-10 personas, pero la espera no es demasiado larga. La especialidad es el okonomiyaki de cerdo, aunque también hemos pedido uno de fideos -soba-, más cercano al estilo de Hiroshima. El propietario era un cachondo y salía haciendo caras en cualquier foto que hacía del local, y el ambiente que se respiraba era excepcional. Visita obligatoria si venís a la ciudad. ¡Y la comida deliciosa! Al marchar les he dicho que la comida estaba deliciosa (Mecha Oishi en Osaka) y nos hemos hecho una foto con el propietario y uno de los cocineros.


En frente del restaurante Kiji... aunque no lo parezca había dentro una cola de 8 personas, jejeje


Como veis el restaurante es pequeño -solo caben 6 más que no se ven- y está cubierto con post-its y servilletas firmadas


¡Los dos okonomiyakis! No os fiéis de la pinta, es DE-LI-CIO-SO


El propietario de Kiji y un cocinero -creemos que su hijo-... ¡fantástico ambiente!

¡Y se terminó el viaje! Han sido 21 días muy intensos donde hemos podido cumplir el sueño de venir a Japón y vivir de cerca su cultura, sus costumbres y su cocina. Como no podía ser menos hemos ido a celebrar el final del viaje con una copa, en el rooftop del hotel donde estamos -pasando antes por el Dotonbori a por un último takoyaki, otra especialidad digna de repetir en Japón-.



¡Muchísimas gracias por seguir el blog hasta aquí! ¡Espero que os haya gustado y hayáis disfrutado de las fotos! En los próximos días publicaremos un pequeño resumen con recomendaciones para viajar a Japón, por si os animáis en un futuro próximo

¡Un abrazo!





Día 20- Osaka (Templos, Abeno Harukas, Dotonbori)

¡Hoy he publicado dos días seguidos! -días 20-21- ¡Los dos últimos días! No os dejéis ninguno ;-)

¡Ohayo-gozaimasu!

¡Penúltimo día en Osaka y en Japón! Poco a poco termina la aventura, ¡pero pensamos saborearla hasta el final! El objetivo de hoy ha sido ver con calma Osaka, ya que estamos en la ciudad. Ayer sólo pudimos ver el castillo y algunos de sus barrios, así que el objetivo de hoy será:

- Visitar los distintos templos, santuarios y parques
- Pasearnos por la zona comercial Shinsekai y subir a la torre Hitachi (Tsutenkaku)
- Subir al rascacielos más alto de Japón y uno de los más bonitos que he visitado, el Abeno Harukas
- Acercarnos de nuevo al Dotonbori para cenar y disfrutar del ambiente



En el nuevo hotel, donde hemos dormido por primera vez -de nuevo en tatami-, también tenían desayuno japonés, ¡así que hemos vuelto a disfrutar de este gran arranque de día! Como siempre el desayuno es extenso e incluye pescado, sopa de miso, tofú y un largo etcétera. Era gracioso ver como estábamos solos en el comedor, puesto que el hotel no es muy grande y la grandísima mayoría de gente pide que le monten el desayuno en la habitación -ellos lo ofrecen-. Yo prefiero evitarlo, así salimos antes y las sábanas "se enganchan" menos cuando te tienes que levantar para desayunar, ¿no creéis?

Y después del desayuno... ¡en ruta! La primera parte del día se basaba en templos y santuarios que, en resumen, nos han parecido bastante más sencillos que los visitados en el resto del viaje, tanto en capitales como Tokio o -sobretodo- Kioto como obviamente en otras localizaciones. El plan ha sido ver el santuario de Imamiya Ebisu (Imamiya Ebisu Shrine), el templo de Shitennoji y el templo de Isshin-ji, con una pequeña parada en la zona de Shinsekai y la torre Hitachi (Tsutenkaku).

El santuario de Imamiya Ebisu fue una parada rápida. No hay demasiado que ver. Hay un único templo en el centro y bastante espacio. Nos ha parecido entender que en festividades concretas se llena muchísimo de gente, pero no era el día hoy y el santuario estaba totalmente solitario.


Como veis el santuario es pequeñito y tiene poco sentido pasarse si no es una festividad

Después del primer santuario nos hemos adentrado en la zona comercial de Shinsekai. Siendo por la mañana, la zona estaba semi-cerrada, y es que es recomendable esperar hasta después del mediodía para visitar zonas comerciales. Así que, para hacer tiempo, hemos subido a la torre Hitachi (Tsutenkaku). Es una visita un poco rara, porqué está muy orientada a vender productos de tres/cuatro marcas determinadas (como Pocky, los Mikado de Japón), pero también incluye alguna exposición y -como es obvio- un buen mirador a la ciudad, ¡y hacía buen día! La exposición era de unos dibujos que a algunos os sonarán de la niñez... ¡musculman! También había dos juegos de pulsador donde tenías que darle al botón en el segundo 7.77 y en el 11.11. Los japoneses fallaban de MUCHO -del orden de un segundo-, lo que me ha dejado desconcertado. ¡Yo he conseguido clavar los dos! (y nadie ha hecho ninguno, así que ya tengo mi logro inútil del día, aquellos que solo te hacen feliz a ti vamos). He preguntado si daban algún premio y me han dicho que no, pero que nos felicitaban mucho porqué no solía ocurrir. Para variar se desencajan cuando se enteran que somos de Barcelona, no sé si por la lejanía o por lo mucho que les atrae la ciudad -o ambas-. Para terminar, había una exposición con dioramas de la historia de Japón. Muy entretenido, la verdad.


La calle comercial de Shinsekai -casi vacía- y la torre Hitachi... ¡en la segunda foto parece una chimenea!


Vistas desde arriba de la torre... ¡hacía un día espléndido! -en el fondo veréis la torre Abeno Harukas-


Noemí con Musculman en la exposición que tenían montada en uno de los pisos de la torre


Detalle del barrio comercial de Shinsekai -los globos los ponen donde cocinan "fugu", el pez venenoso-

Al bajar hemos dado un paseo por el barrio y hemos decidido comer en una cadena típica de Osaka, Kushikatsu Daruma, donde se comen pinchos fritos. ¡La verdad es que están ricos y sale muy económico! Pero es mejor no repetirlo cada día. Para variar suerte que llevo a Noe y que la carta tenía algunas fotos, sino uno está perdido pidiendo en sitios para locales. En la zona también encontramos un restaurante para grupos y luchadores de sumo, con raciones que -no bromeo- daban para 10-20 personas según el plato. ¡Y MUY buen de precio!


Este es el monitogote que de una manera o de otra tienen en la puerta de toda la cadena... ¡su propietario!


En otro restaurante, cada plato medía -cuanto menos- la espalda de Noemí... ¡raciones para 10-20 personas!

Por la tarde empezamos con el templo Isshin-ji, un templo abierto al público -y totalmente fotografiable- muy pequeño pero acogedor, con un cementerio detrás y un pequeño estanque.  Se fundó en el 1185 por Hohnen Shonin, el fundador de la secta Jyodo del budismo. El templo es conocido por sus Okotubutu, estatuas de Buddha hechas con cenizas de 200.000 budistas cada una... ¡y hay más de diez!. En el momento de la visita también estaban oficiando algún tipo de "misa" budista, por lo que no quisimos entrometernos mucho. Mención especial merece el viejo verde que nos encontramos al salir y que estaba manoseando los dibujos de la puerta -que eran mujeres desnudas-, algo completamente asqueroso. Gracias a Dios estos perfiles son una excepción :-)


Con el hall principal de fondo, donde se encontraban los "Okotubutu", las estatuas hechas de cenizas de creyentes


Detalle del cementerio, con la torre Hitachi de fondo -y un pelín de HRD- ;-)


Como veis estaban oficiando una ceremonia y no hemos querido molestar

El último templo fue el templo de Shitennoji, que ya valió más la pena. Este se estableció hace 1400 años para la plegaria a Buddha, pero también con el propósito de beneficiar la comunidad, siendo un reciento donde se organizan eventos con realidad. Hay un primer espacio común seguido de un recinto cerrado donde se encuentran un enorme Hall principal así como una pagoda de dimensiones considerables. Como suele ser habitual cuando viajamos, la pagoda estaba siendo restaurada, por lo que lo único que hemos podido ver con calma es el hall y el lateral del recinto, ambos muy bonitos y llenos de estatuas no fotografiables que han justificado la visita.


Uno de los muchos niños que ves yendo al colegio solitos... ¡la mayoría con la misma cartera y gorro similar!


Otro detalle del barrio... el bebé que iba en bici nos seguía con la mirada :-)


Como siempre... ¡uno de los dos edificios -la pagoda- en fase de restauración! No vaya a ser que la veamos ;-)


La puerta principal del templo Shinnetoji -Noe miraba fijamente el incienso que los creyentes ponen en la entrada-

Llegados a este punto nos acercamos al que para mí fue el mejor momento del día. Primero fuimos al Tennoji Park, delante del Abeno Harukas, a pasear. De camino paramos en el santuario Horikoshi, que es un pequeño templo muy acogedor. En el parque había de todo, desde un zoológico hasta una zona común con pequeños restaurantes.


Detalle del santuario Horikoshi, muy pequeñito pero una parada agradable si estáis de paso


Como veis, nada de gatos en bici en el parque... ¡y basuras! -esto en Japón es cercano al milagro-

Nosotros nos centramos en visitar los jardines Keitakuen -dentro del parque-, un pequeño recinto para pasear, y luego nos quedamos en la zona común. Tres cosas nos llamaron la atención:

  • Primero, como siempre los jardines son preciosos -aunque pequeños- y vale la pena perder 20 minutos en dar una vuelta. Además hay muy poquita gente. Como todo requiere una pequeña entrada, pero en mi opinión vale la pena.
  • Segundo, ¡tienen la escuela oficial de fútbol de Oliver y Benji! -Captain Tsubasa en Japón-. Otro monumento a nuestra infancia. Parece que es una esceula importante puesto que tenían algún ex-miembros de la selección involucrados. Había un montón de niños japoneses que se defendían muy bien, muchos con las camiseta del Barcelona. Claro que es normal, ¡considerando que el protagonista de la serie termina jugando allí! Además tenían reproducciones de todo -ficticias, claro-: las camisetas de las finales, el balón que le regalaron a Tom Baker, etcétera. Una parada interesante para los que recordéis la serie con cariño. A la mujer que atendía le ha encantado oír la popularidad que tuvo la serie en nuestro país. ¡Nos ha tratado genial!

  • Tercero, había un chico practicando artes marciales en el parque digno de admirar un rato. Os recomiendo que le echéis un vistazo a la grabación que le hice porqué nos pareció espectacular 

¡Y finalmente hemos subido al Abeno Harukas! El edificio es espectacular, siendo el más alto de Japón -con 300 metros, estando el mirador casi a esa altura-. Es de los rascacielos más bonitos que he visto con diferencia. El Abeno Harukas son en realidad tres edificios. El primer mirador está en el segundo -es gratuito-, pero tenéis que subir hasta arriba. Las vistas son sobrecogedoras pero es que, además, hay una zona preciosa para tomar algo allí mismo, abierta por encima y con música de fondo. La puesta de sol de esta tarde con una cerveza en la mano ha sido de los momentos más bonitos del viaje. Nos han parado unos locales a preguntar cómo se llamaba Herbie, de qué marca era y hasta se han echado varias fotos con él, ¡les encanta! (y no es la primera vez que nos preguntan)... ¡me choca con un país con tantísimas mascotas! -cada zona tiene la suya-





Espectaculares vistas y espectacular lugar, todo acristalado
y con una zona para tomar algo... ¡así sí vale la pena subir!

Siendo ya de noche, hemos vuelto a la zona del hotel (Namba) a re-visitar el Dotonbori con algo más de calma. Está a rebosar de tiendas y especialmente de restaurantes, pero es muy vistoso y vale la pena verlo. Hoy el objetivo era comer carne sin arruinarnos, y hemos encontrado un local ideal para hacerlo, el Mitsuru, muy bien posicionado en TripAdvisor y una delicia para el paladar, totalmente recomendable. Aquí he hecho uso de mi escueto japonés para decirle al hombre que estaba delicioso y de lo contento que estaba nos ha seguido haciendo reverencias hasta la salida. ¡Riquísimo!



Detalles del Dotonbori, una excelente elección para pasar la noche y comer bien
¡Famoso por su cocina y sus neones!

¡Y con esto termina el día de hoy! Y mañana... ¡último día! Planeamos visitar el castillo más importante de Japón -Himeji- y dedicar la última tarde a terminar Osaka.

¡Un abrazo!